Docentes y estudiantes de educación media y superior, dan su punto de vista frente a la educación virtual y todo lo que conlleva.
El 6 de marzo del presente año se confirmó el primer caso del nuevo coronavirus en el país, 10 días más tarde Colombia ya juntaba 34 casos, a raíz del acelerado contagio el presidente de la república Iván Duque Márquez decide suspender las clases presenciales para todas las asociaciones de educación, dando un alivio de 15 días para solventar lo que el coronavirus a causado. Los docentes y directivos tuvieron que implementar nuevas estrategias de educación, desde plataformas virtuales para llegar de un modo fructuoso a todos los estudiantes.
Luz Marina Acevedo es docente de grado quinto (5) de primaria, enseña: español, matemáticas, sociales, ciencias, tecnología e inglés, en la Institución Educativa Perpetuo Socorro ubicado en la ciudad de Medellín.
La vida impone situaciones de la noche a la mañana, hoy en día estamos viviendo un claro ejemplo de esto. Acoplarse a las nuevas estrategias de educación a sido un reto para todos, “No estábamos preparados para esto, los profesores que somos más adultos no conocemos mucho la tecnología o herramientas que nos faciliten el trabajo” -dice-.
Debido a las problemáticas sociales que siempre van a estar relacionadas con la pobreza en Colombia, en esta nueva etapa también se ve de manera constante en la educación virtual, “La herramienta que yo utilizo es WhatsApp, no todos los niños cuentan con un computador e internet en sus casas, los papás hacen recargas y ese es el medio de comunicación” -dice-.
Con la educación virtual todo ha cambiado, ya no existen salones repletos de estudiantes generando algún tipo de distracción entre ellos, ya no se espera la tan anhelada hora del descanso, ni se esta ansioso por el trabajo en clase. Ahora es diferente: “Los talleres se entregan a diario y diario se reciben, hay plazo hasta las 4:00 pm, se califican miércoles y viernes” -dice-.
El proceso pedagógico de los estudiantes a cambiado, más en estos grados, dónde la presencia de un docente es fundamental para fortalecer la capacidad cognitiva de los estudiantes. “La mayoría de los estudiantes no se esfuerzan para entregar los trabajos, aún así sabiendo que tienen el acompañamiento de los papás” -dice-.
En estos grados la educación se a transformado de grupal a individual, los docentes ahora tienen exceso de trabajo, deben trabajar más tiempo del que les corresponde, resolviendo dudas y calificando talleres agotan su día a día.
Todo en exceso es malo, y así lo vive la profesora Luz Marina Acevedo “Desde un tiempo para acá vengo presentando un dolor fuerte en el cuello, estando todo el día en el celular los problemas de salud aumentan” -dice-.
Ahora hablamos con una estudiante de grado sexto, de un colegio público de la ciudad de Bogotá, ella decidió que su identidad fuese anónima.
Los últimos cuatro (4) meses han sido cambiantes en su estilo de vida, extraña compartir con sus compañeros y poder adquirir conocimiento desde un aula física, “Detrás de una pantalla no aprendo nada, me gustaría que hubiera por lo menos dos clases en el colegio a la semana” -dice-.
A pesar de estar en cuarentena, su mamá tiene que salir a trabajar para cumplir con sus responsabilidades, su aprendizaje es autónomo y siente que los docentes no elaboran un plan de desarrollo sofisticado para la entrega de talleres y actividades, “Hay muchos trabajos de todas las materias, casi no nos dan tiempo, tampoco entiendo muchos de los temas” -dice-.
Su forma de aprendizaje esta siendo casi nula, lo hace por cumplir y no perder el año, cómo se lo dice su mamá, estando en su casa en un ambiente más cómodo las distracciones cada vez son mayores, “Cuando los profesores nos envían videos de YouTube es difícil entender, me distraigo y me pongo a ver videos o escuchar música” -dice-
Su promedio en comparación a la presencialidad a cambiado, ahora es más bajo, aunque le alcanza para pasar, ella ya no busca destacar, solo quiere cumplir para no perder el año.
Carlos Ernesto Rojas es docente de bachillerato, dicta música en el Colegio Ofelia Uribe de Acosta ubicado en la localidad de Usme.
Aún recuerda cómo fue la última semana presencial en el colegio, la tensión que se vivía allí por parte de los directivos y padres de familia era notable. Los docentes en ese momento empezaban a plantear sus ideas, sin saber que se avecinaba un nuevo comienzo.
Si bien es cierto que las plataformas cómo Microsoft Teams, Zoom o WhatsApp son las más utilizadas por docentes y estudiantes, hay un gran porcentaje de estudiantes que no pueden acceder a estas. Para tratar de remediar esto los estudiantes deben acercarse a el colegio para obtener sus respectivas guías o talleres en físico, buscando intermediarios que puedan facilitarles el proceso al enviar los talleres.
La asignatura de música necesita la presencialidad, son muy pocos los estudiantes que poseen un instrumento musical en su casa, dónde pueden seguir un lineamiento más cercano a lo presencial, el resto de los estudiantes deben realizar talleres de análisis sobre sus gustos musicales.
El docente Carlos venia trabajando hace unos años con la Orquesta Institucional OUA, sus capacidades cada vez se tornaban más asombrosas, y este iba a ser un gran año para ellxs.
“La orquesta iba de pa’ arriba, este año nos íbamos a inscribir a torneos distritales y demás, el nivel de ellos iba subiendo tremendamente. Hay chicos que se presentaron a la Universidad Nacional y están ahí haciendo su conservatorio con chelo, piano y guitarra. Ellos necesitan su instrumento y el profesor ahí encima en términos de guía y técnica, ellos son muy inquietos” -dice-
Uno de los retos más grandes que enfrentan los docentes en estas metodologías virtuales es poder ayudar a la capacidad cognitiva de los estudiantes, este año se implementara de manera virtual la Prueba Saber 11 – Icfes.
“Se está haciendo un análisis con los resultados de los últimos años, igual se implementan estrategias donde se tengan en cuenta las Icfes, trabajando en los aspectos necesarios. Tengo mucha fe en estos grados once, se preocupan por su proceso, ellos están muy atentos con recibir el aprendizaje” -dice-
Hoy en día el docente Carlos adelanta conversaciones con los directivos institucionales, para así poder obtener el préstamo de instrumentos musicales para sus estudiantes y que puedan llevar un aprendizaje más ameno en su último trimestre.
La pandemia nos dirige hacía escenarios poco concurridos o tal vez curiosos, cómo es el caso de David Rodríguez, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad Distrital. Apenas en el 2019 logró graduarse cómo bachiller, pudo acceder a la educación superior el siguiente año, pero lastimosamente no pudo ver presencialmente a quienes son sus compañeros hoy en día.
La idea que se había implantado en su cabeza sobre cómo sería su vida en la universidad cambio de un momento a otro, la tecnología llego para quedarse, “Nuestra mentalidad era ir a estudiar a un salón de clases, anotar en el cuaderno y aprender cómo lo hemos hecho a lo largo de nuestras vidas, cambiar esos hábitos tan drásticamente ha sido complicado” -dice-.
Con su autonomía y disciplina a logrado sobrellevar el ritmo que impone la educación superior, las clases ahora se pueden llamar asesorías, los docentes dan el primer paso para llegar a un punto determinado, pero los estudiantes son quienes toman la batuta de su conocimiento y su aprendizaje, “Si no se indaga e investiga y se hace el proceso para entender de una mejor manera, es muy difícil seguir el ritmo de la universidad” -dice-.
Si los profesores siguen un cronograma por semestre es complejo cómo estudiante poder cambiar eso, desde ahí es dónde se comienza a evidenciar el exceso de trabajo en actividades, trabajos, parciales y demás. “Ahora los temas no se entienden con la misma claridad, si uno necesita una asesoría en un momento diferente a la clase, no puede ir a preguntarle al profesor, uno mismo ve cómo se las arregla” -dice-.
En su primer semestre y de una vez visto desde la virtualidad, cree que tanto los docentes y estudiantes deben hacer reformas en los métodos de enseñanza y aprendizaje, no todos adquieren el conocimiento de la misma forma, hay personas más visuales, auditivas o kinestésico, por esto mismo se ven tantos altibajos en la educación virtual, la Generación Z tiende a padecer enfermedades cómo la ansiedad y la depresión, que arraigándolo con su formación educativa se pueden perder iniciativas propias por conseguir lo anhelado.
Mientras tanto David aprovecha sus condiciones y puede llegar a complementarlas con herramientas brindadas por su universidad, dónde aprender nunca va a estar de más.
Lectura, música y comunicación son sinónimos del docente Fernando Mora educador de español en el Colegio Ofelia Uribe de Acosta.
Sus aptitudes cómo docente son esenciales para la formación de sus estudiantes, el aula atendía a sus observaciones con gran aceptación, hoy en día no es así. Además de esto, ya hace unos años el docente viene trabajando junto a sus estudiantes en la Emisora Escolar dónde las diferentes secciones acompañaban a los jóvenes en esos recreos repletos de deporte. A pesar del cambio drástico que impone una pandemia el docente Fernando no ha dejado de lado la Emisora Escolar, ahora adaptándose a nuevas plataformas para compartir un espacio agradable con la comunidad Ofelista y relacionados.
Sin embargo, la accesibilidad a las nuevas tecnologías es un limitante para sus estudiantes, “Varios chicos que hacen parte de la emisora no han podido participar, desafortunadamente no tiene cómo” -dice-.
La emisora ahora se nutre de nuevos espacios con los docentes encargados de ella, algún que otro estudiante con posibilidades de conectividad e invitados sobre contextos a tratar. El periódico escolar “Generación XXI” y la Emisora Escolar se unen y creen iniciativas cómo “Léete un poema” dónde la expresión y el arte buscan deleitar a todos los oyentes interesados, sus estudiantes y egresados acogieron está iniciativa con gran interés, apoyando los nuevos espacios en comunicación de su comunidad.
Desde su faceta cómo docente encuentra varias fallas en la adaptación cognitiva de los estudiantes, “Se procura dar la opción a la corrección, que el estudiante a partir de los comentarios corrija y vuelva a enviar, pero desafortunadamente no se hace así, el estudiante tiene en su mente que envía el trabajo y ya salió de eso; no se ve cómo un aprendizaje sino más bien un cumplimiento” -dice-
Aunque no todos los estudiantes puedan acceder a equipos de cómputo y conectividad piensa qué el presente es muy importante para su desarrollo cómo personas, sin saber a cabalidad sus hábitos en casa, el acompañamiento de sus padres es fundamental, “En el proceso pedagógico también se involucran los padres, se tiene mayor comunicación con ellos, lo bueno es que ahorita la mayoría de los papás han asumido esa formación de sus hijos, lo que realmente les corresponde, la educación de sus hijos” -dice-
Ya volverá, jóvenes y sus carismáticas personalidades, izadas de bandera, celebración de festivales, docentes llenos de cualidades transformando a partir del conocimiento generación tras generación.
Por ahora debemos conformarnos con las plataformas que nos permiten llevar una normatividad educativa. ¡Ya volverá!
Las notas no deberían ser lo que resalte, el aprendizaje por uno mismo sí, es lo que piensa Cristian Leonardo Ardila, estudiante de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Colombia. Extraña compartir con sus amigos en las instalaciones de la facultad, poder reírse a carcajadas con ellos, leer libros entre las enormes sombras que brindan los árboles o transportarse entre párrafos exquisitos de literatura.
En esta modalidad virtual se pierden muchas cosas importantes para su profesión, y es lo más rustico de seguir por esta brecha, ya no basta con solo la teoría ni la lectura de un libro, necesita ser vidente de lenguajes humanos perdidos en la tecnología, “En Ciencias Humanas es importante reconocer el sujeto del conocimiento, ¿Qué persona esta diciendo qué cosa?, ¿Cómo lo dice?, ¿Qué esta sintiendo cuándo lo dice?, ¿Qué emoción tiene cuando lo dice?, ese es uno de los complementos más importantes, que en lo virtual se pierde” -dice.-
Si se quiere seguir vivo en el mundo académico, se deben adaptar a la virtualidad, cada quién lo adecua a su estilo de vida o no, la concentración no solamente se maneja desde el cerebro, el ambiente en el que se encuentra, y qué preámbulos se tienen para enfrentar una clase virtual, “Uno se debe sentar a la hora qué es, no estar en pijama en las reuniones, tener su espacio organizado, pero hay gente que no siente ese compromiso, ni siquiera para bañarse, piensan más en la nota qué en el aprendizaje personal” -dice-.
El dinamismo debería ser una de las partes más fundamentales en este tipo de educación, la actitud del docente y la catedra se ve reflejada en sus estudiantes, viéndolo desde la ideología participación – aprendizaje, “Me gustaría una pedagogía más didáctica, en la cual la gente interactúe más con los medios digitales, se podrían hacer: Juegos de roles, mapas en equipo. Para que no sean 3 o 4 los que hablen y los otros 20 se queden callados o ni quiera en clase” -dice-.
Acceder a la educación superior en este país es todo un privilegio, y más aún dónde la educación publica cada vez abarca en menos porcentajes la población bachiller en Colombia, desde RAPA Comunicación apoyamos a los estudiantes de la Universidad Nacional, que en el presente luchan contra un estado corrupto, que invierte más en la guerra que en la educación, por eso #Matricula0EnLaUN.