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La fórmula de la aceptación es el cambio de look

Durante los últimos dos años no solo se vivió con gran crudeza los efectos ocasionados por la pandemia sino que también se presentó con gran fuerza la unión del pueblo por levantar su voz de protesta; un pueblo cansado y aburrido de las injusticias de un gobierno que lo único que ha hecho es aprovecharse ejerciendo el poder que el mismo pueblo les ha otorgado.

Créditos: Colprensa
Créditos: Colprensa

Este duelo se pudo ver como un enfrentamiento cazado entre dos bandos que semana tras semana contaba con los mismos protagonistas; por un lado eran los protestantes quienes estaban encabezados por los integrantes de la primera línea y por otro lado los voceros designados por el gobierno, el escuadrón móvil antidisturbios (ESMAD).

 

Observando cada abuso de autoridad que se cometía en el desarrollo de las manifestaciones que se estaban presentando en las diferentes plazas, parques, calles o vías;  hacen que el entonces candidato a la presidencia el doctor Gustavo Petro dentro de sus propuestas incluya la reestructuración de las fuerzas militares de Colombia en especial refiriéndose a una reforma que se le debía realizar a la policía nacional, entidad a la cual pertenece el ESMAD.

 

Pasado el primer mes de su mandato como presidente, Gustavo Petro junto con su equipo de gobierno continúan con la firme intención de reestructurar las funciones y la manera de actuar del ESMAD, afirmando que no es posible la cancelación de la entidad ya que se requiere la figura de una fuerza disponible que haga presencia en las alteraciones de orden público.

 

Ya estando nombrado y posesionado como ministro de defensa el doctor Iván Velásquez Gómez y en la dirección general de la policía nacional el mayor general Henry Armando Sanabria Cely, se convierten en los directos responsables de conseguir que se inicie una nueva historia para el ESMAD; donde el propósito es cambiar la imagen ante el pueblo y con actos de mejoramiento convertirse en el  nuevo defensor del pueblo.

 

Para muchos la opción de la reestructuración es la indicada, y les son convincentes los nuevos cambios que se van a generar, pero; para los directos afectados de los siniestros generados ven el desmonte total del ESMAD como la única opción para terminar con las persecuciones y el constante sentimiento de peligro al contar con la presencia del personal uniformado que pertenece a la institución.

 

Desde su creación en 1999 el ESMAD es responsable de 34 muertes de personas que salían a ejercer el derecho a la protesta, con métodos cómo el uso de armas de fuego, golpes y gases lacrimógenos, disparó con balas de goma y hasta atropellamientos con las tanquetas. Aparte, en los últimos años, específicamente desde el 2019 se han intensificado las protestas sociales en contra del entonces gobierno Duque, dejando el ESMAD decenas de casos relacionados con el abuso de autoridad y a su paso heridos, señalamientos erróneos a jóvenes que están en la cárcel por acusaciones falsas y hasta generando muertes.

Según el concejal Diego Cancino y la ONG Temblores, durante el Paro Nacional del 2021, por lo menos, 790 personas fueron víctimas de abuso policial.
Según el concejal Diego Cancino y la ONG Temblores, durante el Paro Nacional del 2021, por lo menos, 790 personas fueron víctimas de abuso policial.

Como en el caso de Dilan Cruz, un joven de 18 años que salía el 23 de noviembre del 2019 acompañado de sus amigos y de la protesta social que se estaba presentando en contra de la Reforma Tributaria; en donde este joven fue impactado por una de estas armas “no letales” causándole la muerte. Según la Corte Constitucional: “Fue herido en la cabeza por el Esmad con munición tipo beang bag, ocasionándole lesiones craneoencefálicas y posteriormente  su fallecimiento a los dos días”

 

O también el caso de Natalia Racero que fue detenida el 22 de noviembre del mismo año, cuando regresaba a su casa por motivo de las movilizaciones que limitaron el acceso al transporte público para dirigirse a su trabajo. Más adelante, dice ella que seis agentes la sujetaron y le dijeron que la detenían para su “protección”.

 

La llevaron adentro de una estación de Transmilenio, donde un agente le tocó los senos en dos ocasiones para ver si escondía algo, dijo Racero Cruz. Seguidamente, los agentes de policía la encerraron en una sala con otros detenidos. Dos horas después, la subieron a una camioneta, según afirmó, le dieron golpes en la cabeza y la espalda con un bastón y le dijeron que “cantara” para que no le pegaran. La llevaron a la estación de policía de Kennedy, donde dos horas después, las mismas autoridades la liberaron.

 

Por ende, alias Simona una vocera de las denominadas Primera Línea que se dio a conocer luego de irrumpir encapuchada en la Catedral Primada en medio de una eucaristía.

El martes 30 de Agosto de 2022, Simona realizó un hilo de trinos mediante  twitter, exigiendo la liberación de sus compañerxs jóvenes detenidos por protagonizar disturbios y a la vez se refirió al tema de la transformación diciendo: “No se pide una reforma estética del Esmad, sino su desmonte. No caeremos en tibiezas”, dijo en la mencionada red social. También añadió que “¡Hasta que la dignidad se haga costumbre y nuestrxs compañerxs estén libres y absueltxs seguiremos resistiendo!”

Ahora, es necesario mencionar los pronunciamientos que ha tenido el Mayor General de la Policía, Henry Armando Sanabria ante los medios de comunicación nacionales en donde destaca la transformación estética del ESMAD, pero, ¿cuál es el cambio en la esencia de esta institución? Que se ha caracterizado por seguir ampliando nuestra brecha de guerra e inconformidad, ejecutando el poder como su herramienta de dominio social.

 

Además, ya no relucirá el nombre del ESMAD, ahora su identificación se dará bajo el nombre Unidad de Diálogo y Acompañamiento de la Manifestación Pública, para ver, si por lo menos con el nombre se puede llegar a generar confianza en la sociedad, que siempre que ve un uniformado con características similares a la de un Transformer lo interpreta como amenaza.

 

Para seguir contribuyendo a esta hermosa imagen que nos quieren vender, se le añade el cambio de color en los casos de los uniformados, que ya no serán negros color maldad sino blancos color tranquilidad. Evidentemente el cambio de perspectiva debe ser rotundo, no puede quedar huella alguna de lo que el ESMAD ha plasmado en las memorias de los colombianos.

 

No podía faltar, la cereza en el pastel, la cual se denomina: las tanquetas ya no serán instrumento fomentador de riñas, ahora serán ambulancias que trasladarán a los manifestantes heridos a los centros de salud más cercanos. Es decir, se convertirán en nuestros superhéroes favoritos. 

 

Aunque viéndolo desde un imaginario más objetivo, esto solo sigue creando un ambiente de conflicto entre la institución y los civiles. De igual forma, este tipo de propuestas hacen que la finalidad coherente de las tanquetas pierda su razón de ser; podríamos decir que los bomberos ahora ayudaran a realizar mudanzas y a lavar los domicilios detalladamente. Perdería radicalmente su propósito. 

 

Como primer acercamiento a un cambio real en la institución, es llamativo ver como las propuestas giran alrededor de un determinante fundamental, el cual se traduce en aceptación. Es que en realidad debe ser muy agotador para un agente del ESMAD salir y encontrarse con el conflicto cotidianamente, teniendo que defender una orden a capa y espada para poder llevar la papa a casa con una adición de ojos colombinos.

Para finalizar este texto, que nos ha traído consigo grandes reflexiones podemos decir que es necesario hacer un modelo pedagógico para la nueva Unidad de Diálogo y Acompañamiento de la Manifestación Pública, en donde se primen los derechos de los manifestantes y se cancele el rol omnipotente por parte de dicha institución, entendiendo que su papel como funcionarios públicos no es seguir agrandando el color rojo de nuestra bandera sino permitir que la paz se expanda por todo el territorio nacional. 

 

Así mismo, el pueblo exige que se le respete su derecho a manifestar su inconformidad sin atropello de por medio. Además, no se puede quedar solamente en propuestas que buscan persuadir a la población mediante una cadena de ilusiones - casi utopías - que se deben trasladar de palabras a prontas acciones. 

 

Por último, cabe añadir que la justicia penal militar también merece una reforma en sus desarrollos de judicialización, para así poder cumplir a cabalidad todos los procesos investigativos que se abran al momento de buscar responsables y no dejar impune las acciones que con abuso de autoridad se le han cometido al pueblo.

 

 

 

 

Escrito por: Cristian Cáceres, Harold Avila y Daniel García.